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martes, 15 de noviembre de 2011

1º AÑO 15/11/11

LA COMPETENCIA: RECOMENDACIONES PARA HACERLE FRENTE:
Hoy en día, la excesiva competencia es uno de los principales problemas a los que debe hacer frente toda empresa.
La competencia aumenta cada vez más para toda empresa, incluso empresas que iniciaron sus operaciones con poca competencia, al poco tiempo se ven amenazadas por la aparición de nuevos competidores (sobre todo, si las primeras empresas empiezan a tener éxito) que harán todo lo posible por arrebatarles una parte de su mercado.
Veamos a continuación las principales formas legítimas de hacer frente a la competencia:

 

Analizar a la competencia

Una forma de hacer frente a la competencia consiste en analizarla, lo cual implica conocerla bien, recabar y analizar información importante de ésta, estar atento a lo que hagan, tratar de prever sus acciones, etc.
Para lo cual, podemos adquirir sus productos, hacer uso de sus servicios, visitar sus locales, analizar sus estrategias, entrevistar a sus antiguos trabajadores, entrevistar a sus clientes, etc.
El análisis de la competencia nos permitirá tomar decisiones y diseñar estrategias que nos permitan competir adecuadamente con ella, por ejemplo, si en nuestro análisis de la competencia hemos descubierto que uno de sus puntos débiles son sus altos costos y, por tanto, su incapacidad para mantener precios bajos, podemos optar por reducir nuestros precios.

Reducir precios

Una forma común de hacer frente a la competencia consiste en bajar los precios por debajo de los precios de ésta.

Esta práctica puede ser una buena forma de competir, sin embargo, debemos tener cuidado pues implica reducir nuestro margen de ganancia y, además, es probable que la competencia también decida reducir sus precios.

Antes de hacer uso de esta práctica, debemos asegurarnos de que seremos capaces de reducir nuestros costos sin sacrificar la calidad de nuestros productos, y que la reducción de precios sea una estrategia que la competencia difícilmente pueda imitar.

Aún así, antes de reducir nuestros precios, para hacer frente a la competencia, es preferible hacer uso de otras prácticas o estrategias, tales como la búsqueda de la diferenciación, la innovación, o la mejora del servicio al cliente.

Innovar constantemente

Si queremos evitar que la competencia nos alcance y mantener el liderazgo, debemos innovar constantemente.

Innovar implica lanzar al mercado nuevos productos, los cuales no necesariamente tienen que ser productos totalmente nuevos, sino que pueden ser productos basados en los que ya tenemos, pero con nuevos diseños, nuevos modelos, nueva marca, nuevo logotipo, etc.

O, en todo caso, pueden ser productos basados en los que ya tenemos, pero con nuevas mejoras, nuevas características, nuevas funciones, utilidades, atributos, beneficios, etc.

Asimismo, innovar también puede implicar aplicar nuevas prácticas empresariales, desarrollar procesos más eficientes, desarrollar mejoras tecnológicas, implementar nuevas formas de distribución, etc.

Mejorar el servicio al cliente

Algo que suelen descuidar las empresas es el servicio al cliente, por lo que una forma de diferenciarnos de la competencia, es ofreciendo un excelente servicio al cliente.

Ofrecer un buen servicio al cliente significa brindar un trato amable, contar con un ambiente agradable, contar un local limpio, brindar una rápida atención, brindar un trato personalizado, etc.

Mejorar el servicio al cliente puede implicar también, ofrecer nuevos servicios al cliente, por ejemplo, ofrecer la entrega a domicilio, ofrecer una mayor asesoría en la compra, mayores garantías, servicio de instalación, servicio de mantenimiento, etc.

Aprovechar ventajas competitivas

Otra forma de hacer frente a la competencia consiste en aprovechar nuestras ventajas competitivas, es decir, aquellas ventajas que poseamos ante nuestros competidores que nos permiten destacar o sobresalir ante ellos.

Por ejemplo, podríamos tener ventajas competitivas en el diseño de nuestros productos, en nuestra marca, en nuestro servicio al cliente, en costos, en tecnología, logística, infraestructura, ubicación, etc.

Por ejemplo, si una de nuestras ventajas competitivas fueran los canales de venta o distribución que tenemos, podríamos aprovechar esta ventaja utilizando dichos canales para ofrecer otros productos complementarios a los que ya ofrecemos.
 

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